Me da miedo llegar a viejo. No quiero llegar a viejo.
Y no es que sea un egoísta de mierda y quiera dejar a mis hijos abandonados cuando sean pequeños o adultos incompetentes.
De hecho no quiero tener hijos.
¡¿Para qué?! Si la responsabilidad es escuálida en mí.
Ni imaginar tener que ser responsable de un hueon(a) durante 25 años de mi vida.
Que los pañales, el jardín infantil, colegio, la adolescencia, la universidad, el nieto que tendré que cuidar porque me daba pudor decirle a mi hijo: pene, vagina, sexo, embarazo, condón.
Hay que mamarse todas las cagadas que se manda el hijo, si total, uno lo trajo a este mundo cruel, así que no queda más que aguantarse y maldecir esa noche de placer eternamente y el amor pasajero que sentí por la mamá.
Ni cagando tendré un hijo, pero claro, este texto puede ser usado en mi contra cuando me convierta en padre. Se los haré saber para hacer un concurso de nombres que no causen traumas, como Cecilia, Emilio, Emilesia. Roger o Augusto.
Uno nunca sabe, el alcohol, las drogas, la calentura, un condón coreano, un gran Boris Becker o la mierda del amor me pueden hacer tropezar y convertirme en un intranquilo papá. Tampoco quiero ser un Paul Vásquez y dejar a los hijos botados para que luego me lo saquen en cara cuando sea famoso (?).
Es por eso que luego de varias horas consumiendo porno con Manuelita Palma auspiciando, siento placer al ver irse por el retrete a mis espermatozoides.
-Agradezcan conchesumadres- les grito mirándolos desafiantemente mientras giran al más allá por el excusado. -Les estoy ahorrando vivir una vida de mierda por culpa de tener un horrendo padre – les digo. Luego de verlos desaparecer rumbo al alcantarillado les hago un Pato Yáñez.
Si hoy me desvelo pensando en que haré con mi vida, cual es mi lugar en el mundo y que camino debo tomar, cuando viejo la situación sería triste.
Ya entrado en edad de seguro me desvelaré pensado en lo que no hice en mi vida, en como la desperdicie y en los caminos de debí tomar.
Y lo peor de todo es que a esa altura ya no tendré tiempo para enmendar, y el aliento de la muerte, que debe ser horrible, estará a escasos centímetros de mí.
No quiero llegar a viejo, pero tengo fe que una extraña enfermedad, un asalto, el fin del mundo el 2012, una guerra con Perú, una negligencia médica, un confuso incidente en una disco gay o un accidente en moto me llevará antes.
Si hoy reclamo por los remedios que tomó para los resfríos, cuando viejos será peor.
Es que la vida alargada artificialmente por el agua potable, la penicilina y tanta wea, se hace invivible pasada cierta edad.
Los achaques se toman tu cuerpo.
Que te duele la espalda, los huesos, la presión, que me hago pichi, que se me olvida las cosas, que camino lento y tardó horas en ir al negocio de la esquina para comprar pan.
Tan lento te haces, que cuando regresas a casa el pan está duro, y curiosamente, es lo único duro que tendrás a esa edad.
Terror a ser viejo tengo.
Porque además en esta sociedad el viejo es un estorbo.
Que se vayan a un asilo en la periferia de la cuidad, tan lejos que tus hijos no puedan ir a verte (aunque si viviera en el centros no irían los malagradecidos) , tan escondidos que nadie los vea, tan olvidados como sus recuerdos.
Con miserables pensiones que tienen que gastar en remedios para más cagarla.
Vives tus últimos días tratando de que no sean tan dolorosos. Como si cuando trabajaste de sol a sol durante décadas para ganarte esta miserable pensión no lo pasaste suficientemente mal.
Luego de entregarles mano de obra a tu país, comida y educación a los hijos y nietos, no tienes el agradecimiento debido y te dedicas a sobrevivir los últimos días de vida.
Y del ímpetu sexual de juventud nada
Si hoy mi modus vivendi es el sexo, ya sea con otra persona o conmigo mismo en tiempos de vacas flacas, cuando viejo todo esto cambia radicalmente.
Después los benditos remedios son la única forma de hacer funcionar el otrora animal de mi entrepierna, que me hizo caer en la redes de tanta mala mujer en la juventud, un par que finalmente fueron madres de mis hijos.
De pasar en la juventud de bar en bar, motel en motel, sitio eriazo en sitio eriazo, en la vejez tendré que transitar de docto en doctor, de farmacia que me caga en farmacia que me caga, de resucitación en resucitación
El sexo para los viejos es censurado, y todos pensamos que nuestros abuelos botan sus ansias sexuales tirándoles migas a las palomas o tejiendo un chalequito a un bisnieto.
Si ya al estar joven es un cacho en mi cerebro la vida, al estar viejo será lo peor sin duda.
Hoy son las espinillas, que tienen rápida solución si dejas de comer tanta huevada o simplemente te las revientas.
Pero las arrugas no tienen remedio, a no ser que te vuelvas un estirado artificial, cara de estatua de cera.
No sé, la vida es demasiada horrible para llegar viejo todo cagado.
Lo bueno que cuando veterano no tienes que lidiar con el dentista porque simplemente no tienes dientes.
Eso si en tu velador no habrá unas latas de cerveza, sino un vaso con tu placa remojando.
Y ya nadie tomará en cuenta tus chistes cochinos. Un viejo contando chistes cochinos es mal visto.
Te trataran de viejo verde al mirarle el culo a una colegiala, cuando en realidad lo haces desde que eras un escolar. Por tiempo invertido en tan bello pasatiempo te ganaste el derecho a hacerlo, pero nadie lo acepta y respeta.
De hecho cuando eres viejo nadie te quiere escuchar porque das la lata.
Le cuentas que en tu infancia eras un pokemon, que existía la democracia, que Piñera quería ser presidente y que el calentamiento global afectaba todo.
De seguro se reirán con esas historias viejas y sin sentido.
Porque los tiempos van muy rápidos y ya pronto serás una reliquia humana, de esa que la gente mira con cara de interesados en los museos, pero que en realidad no le importa mucho.
En las reuniones familiares serás el centro de atención, y claro, no es menor cumplir 80 años.
Toda la familia llegará a ver este milagro de la vida, en parte por curiosidad y el morbo de que sea el último cumpleaños.
Apagarás las velas con lo que te queda de los pulmones y de ahí te llevarán a la pieza mientras el resto celebra. No vaya hacer que una corriente de aire te mate frente a todos.
Ser viejo debe ser lo peor, porque no tienes nada que ofrecer, ni sexo, ni una conversación actual, nada, y por lo tanto, pasas a estar semi muerto esperando la muerte de verdad.
No hay peor estupidez que decir que es positivo que la esperanza de vida aumente.
La esperanza de vida muere en la juventud, y cuando viejos solo la esperanza de la pronta muerte te dará algo de felicidad en la vida que nunca pudiste vivir, ni cuando eras joven, ni cuando viejo.
Dedicado a Emilesia(?)
Y no es que sea un egoísta de mierda y quiera dejar a mis hijos abandonados cuando sean pequeños o adultos incompetentes.
De hecho no quiero tener hijos.
¡¿Para qué?! Si la responsabilidad es escuálida en mí.
Ni imaginar tener que ser responsable de un hueon(a) durante 25 años de mi vida.
Que los pañales, el jardín infantil, colegio, la adolescencia, la universidad, el nieto que tendré que cuidar porque me daba pudor decirle a mi hijo: pene, vagina, sexo, embarazo, condón.
Hay que mamarse todas las cagadas que se manda el hijo, si total, uno lo trajo a este mundo cruel, así que no queda más que aguantarse y maldecir esa noche de placer eternamente y el amor pasajero que sentí por la mamá.
Ni cagando tendré un hijo, pero claro, este texto puede ser usado en mi contra cuando me convierta en padre. Se los haré saber para hacer un concurso de nombres que no causen traumas, como Cecilia, Emilio, Emilesia. Roger o Augusto.
Uno nunca sabe, el alcohol, las drogas, la calentura, un condón coreano, un gran Boris Becker o la mierda del amor me pueden hacer tropezar y convertirme en un intranquilo papá. Tampoco quiero ser un Paul Vásquez y dejar a los hijos botados para que luego me lo saquen en cara cuando sea famoso (?).
Es por eso que luego de varias horas consumiendo porno con Manuelita Palma auspiciando, siento placer al ver irse por el retrete a mis espermatozoides.
-Agradezcan conchesumadres- les grito mirándolos desafiantemente mientras giran al más allá por el excusado. -Les estoy ahorrando vivir una vida de mierda por culpa de tener un horrendo padre – les digo. Luego de verlos desaparecer rumbo al alcantarillado les hago un Pato Yáñez.
Si hoy me desvelo pensando en que haré con mi vida, cual es mi lugar en el mundo y que camino debo tomar, cuando viejo la situación sería triste.
Ya entrado en edad de seguro me desvelaré pensado en lo que no hice en mi vida, en como la desperdicie y en los caminos de debí tomar.
Y lo peor de todo es que a esa altura ya no tendré tiempo para enmendar, y el aliento de la muerte, que debe ser horrible, estará a escasos centímetros de mí.
No quiero llegar a viejo, pero tengo fe que una extraña enfermedad, un asalto, el fin del mundo el 2012, una guerra con Perú, una negligencia médica, un confuso incidente en una disco gay o un accidente en moto me llevará antes.
Si hoy reclamo por los remedios que tomó para los resfríos, cuando viejos será peor.
Es que la vida alargada artificialmente por el agua potable, la penicilina y tanta wea, se hace invivible pasada cierta edad.
Los achaques se toman tu cuerpo.
Que te duele la espalda, los huesos, la presión, que me hago pichi, que se me olvida las cosas, que camino lento y tardó horas en ir al negocio de la esquina para comprar pan.
Tan lento te haces, que cuando regresas a casa el pan está duro, y curiosamente, es lo único duro que tendrás a esa edad.
Terror a ser viejo tengo.
Porque además en esta sociedad el viejo es un estorbo.
Que se vayan a un asilo en la periferia de la cuidad, tan lejos que tus hijos no puedan ir a verte (aunque si viviera en el centros no irían los malagradecidos) , tan escondidos que nadie los vea, tan olvidados como sus recuerdos.
Con miserables pensiones que tienen que gastar en remedios para más cagarla.
Vives tus últimos días tratando de que no sean tan dolorosos. Como si cuando trabajaste de sol a sol durante décadas para ganarte esta miserable pensión no lo pasaste suficientemente mal.
Luego de entregarles mano de obra a tu país, comida y educación a los hijos y nietos, no tienes el agradecimiento debido y te dedicas a sobrevivir los últimos días de vida.
Y del ímpetu sexual de juventud nada
Si hoy mi modus vivendi es el sexo, ya sea con otra persona o conmigo mismo en tiempos de vacas flacas, cuando viejo todo esto cambia radicalmente.
Después los benditos remedios son la única forma de hacer funcionar el otrora animal de mi entrepierna, que me hizo caer en la redes de tanta mala mujer en la juventud, un par que finalmente fueron madres de mis hijos.
De pasar en la juventud de bar en bar, motel en motel, sitio eriazo en sitio eriazo, en la vejez tendré que transitar de docto en doctor, de farmacia que me caga en farmacia que me caga, de resucitación en resucitación
El sexo para los viejos es censurado, y todos pensamos que nuestros abuelos botan sus ansias sexuales tirándoles migas a las palomas o tejiendo un chalequito a un bisnieto.
Si ya al estar joven es un cacho en mi cerebro la vida, al estar viejo será lo peor sin duda.
Hoy son las espinillas, que tienen rápida solución si dejas de comer tanta huevada o simplemente te las revientas.
Pero las arrugas no tienen remedio, a no ser que te vuelvas un estirado artificial, cara de estatua de cera.
No sé, la vida es demasiada horrible para llegar viejo todo cagado.
Lo bueno que cuando veterano no tienes que lidiar con el dentista porque simplemente no tienes dientes.
Eso si en tu velador no habrá unas latas de cerveza, sino un vaso con tu placa remojando.
Y ya nadie tomará en cuenta tus chistes cochinos. Un viejo contando chistes cochinos es mal visto.
Te trataran de viejo verde al mirarle el culo a una colegiala, cuando en realidad lo haces desde que eras un escolar. Por tiempo invertido en tan bello pasatiempo te ganaste el derecho a hacerlo, pero nadie lo acepta y respeta.
De hecho cuando eres viejo nadie te quiere escuchar porque das la lata.
Le cuentas que en tu infancia eras un pokemon, que existía la democracia, que Piñera quería ser presidente y que el calentamiento global afectaba todo.
De seguro se reirán con esas historias viejas y sin sentido.
Porque los tiempos van muy rápidos y ya pronto serás una reliquia humana, de esa que la gente mira con cara de interesados en los museos, pero que en realidad no le importa mucho.
En las reuniones familiares serás el centro de atención, y claro, no es menor cumplir 80 años.
Toda la familia llegará a ver este milagro de la vida, en parte por curiosidad y el morbo de que sea el último cumpleaños.
Apagarás las velas con lo que te queda de los pulmones y de ahí te llevarán a la pieza mientras el resto celebra. No vaya hacer que una corriente de aire te mate frente a todos.
Ser viejo debe ser lo peor, porque no tienes nada que ofrecer, ni sexo, ni una conversación actual, nada, y por lo tanto, pasas a estar semi muerto esperando la muerte de verdad.
No hay peor estupidez que decir que es positivo que la esperanza de vida aumente.
La esperanza de vida muere en la juventud, y cuando viejos solo la esperanza de la pronta muerte te dará algo de felicidad en la vida que nunca pudiste vivir, ni cuando eras joven, ni cuando viejo.
Dedicado a Emilesia(?)
2 comentarios:
nunca he pensado como seré de viejo....si ahora ando pa la historia...como será en mi vejez!?
Simple me gustó
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