Así me veía yo, pero más guapo(?)
El otro día después de perder la Copa Confederaciones contra
Alemania comenté en el grupo de whatsapp con mis amigos peloteros (en modo resignado) que “lo
importante es tener salud”. Claramente, recibí fuerte epítetos, varios
recordando a mi mamá y bajo coeficiente intelectual.
Esa frase, que sobre utilicé durante largo tiempo hasta que me eliminaron del whatsapp, parecía vacía, pero cuando me enfermé me di cuenta que realmente lo importante es
tener salud.
Porque puta que una paja enfermarse, y no solo por la
enfermedad en sí, sino por todo el periplo que uno tiene que hacer para
mejorarse.
Tampoco es que me haya dado algo tan grave, aunque según leí
en Wikipedia, no existe peor dolor que el de los cálculos renales, y ojalá que
así sea. Solo podría superarle el dolor
de parto, pero no tengo contemplado ser mamá.
Hasta que los
cálculos llegaron a m vida, el peor dolor que había tenido era pegarme en el
dedo chico del pie (luego de intentar patear sin éxito un globo), el
subcampeonato de la cato contra OHiggins (era como el cuarto en tres años) y la
muerte de Hank en Breaking Bad..
Lo más terrible fue darme cuenta que de estar sanito viendo
porno en mi computador, pasé a sentir un dolor indescriptible. Pero peor que eso, fue entender que estaba a
merced de la salud pública de este país, una verdadera enfermedad terminal .
Porque cómo nadie se muere de un cálculo renal, quedé
relegado a un tercer plano en urgencia, casi me sentí un alaraco por compartir
urgencia con gente que realmente se moría.
Luego de 6 horas de
agónica espera, en la que compartí con un puñado de personas con una paciencia
inexplicable, y un par de perros con tiña que merodeaban el lugar(quizá
esperaban su turno), por fin fui atendido… o algo así.
Una doctora en práctica me preguntó- casi de memoria- sobre los síntomas que tenía (los enumeraba
con los dedos, en serio, como si estuviera repasando la materia), tras lo cual
concluyó que tenía algo en la vesícula, pero para estar más seguro, me envió a
hacerme unos exámenes.
Tres horas más esperando para que finalmente llegara un doc
y me dijera que para el examen era necesario tomar agua. Y después de una hora
tomando agua, finalmente me llevaron al lugar donde estaba la máquina para el
examen en cuestión.
-En una hora estarán listos los resultados, me dijo el doc
Parece que era una hora en Júpiter, porque pasaron tres
horas más, en las que seguí compartiendo con más personas, algunas en
condiciones dramáticas, como la de una niña que casi convulsionaba de dolor de
apéndice (llevaba 15 horas en el hospital y esperaba hora para la operación) o
la de unos abuelitos a los que les metían una manguera en la garganta (eso lo
vi porque para ir al baño había que pasar sí o sí por ahí. Terrible e indigno).
Después de pasar prácticamente todo el día en el hospital,
me dieron el diagnóstico: cálculos renales.
-Tienes una piedra chica y otra más grandes, que vas a tener
que PARIR, me dijo el doc.
-CTM, pensé. Igual existió un alivio, no por el resultado,
sino porque después de 15 horas, podía irme a la casa.
Y bueno, estuve varios días tratando de parir. Agua, piña,
chela, todo lo intenté. Era como jugar a la ruleta rusa con el pene. En
cualquier momento salía una bala, la que me iba a matar de dolor.
Tras varios días sin comer, cagar ni dormir, y en las que
estuve dos o tres veces en el hospital recibiendo calmantes pal dolor, fui a un especialista, el que me dijo “pueden
pasar semanas y no vas a orinar la piedra, es muy grande. Lo único sería una
operación”.
Fue así como terminé siendo operado de cálculos renales.
Nunca más volví a sentir dolor, aunque desde entonces, no he seguido ninguna indicación médica…
Probablemente en unos años más vuelva a recordar que “lo
importante es tener salud”.
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