El Resumón profesionales en la desinformación

viernes, 17 de febrero de 2017

Baño público-privado


No he tenido tiempo para escribir, pero si para analizar largos minutos como caga la gente. Y no es metáfora, es literal. Las prioridades en la vida cambian, y rara vez son para mejor.

En el último mes el destino me llevó a compartir el baño, de lunes a viernes en horario de oficina.

Hace rato perdí el miedo  a descargar tal Supertanker en un baño ajeno. De hecho, es quizá el único miedo que he superado en la vida, porque las arañas, la muerte, la impotencia, la calvicie, los taxistas, Chilevisión Noticias y una definición de campeonato de la cato, me siguen causando pavor.

Recuerdo que cuando era chico solo podía hacer en mi casa. Cuando iba donde mi abuelita por dos o tres días, me volvía estítico. Al volver a casa salía de mí algo muy semejante a lo del negro del whatsapp.

Pero un día la naturaleza llamó y tuve que hacer en un terminal de buses. Desde ahí mi vida cambió. Le perdí el miedo a cagar en cualquier parte. Fue sacarme un peso de encima, metafórica y literalmente hablando.

Volviendo al tema que nos atañe (?), en mi análisis de este baño público-privado, me he dado cuenta que no soy el único de digestión rápida en el mundo. Eso me reconforta. Lo descubrí porque entre dos y tres de la tarde, siempre hay un weón cagando. Peor, a veces hay dos o tres, ocupando los tres cupos, causando un atochamiento terrible. A eso de las cuatro parecen que ya todos hicieron su labor, porque por el baño no vuela ninguna mosca.

Pero tengo una revelación más importante, aunque igualmente irrelevante.

Antes la gente le temía a salir del closet, hoy le teme a salir del wáter. ¿Cómo así? Me fijé que cuando llego al baño y tardo mucho tiempo, por ejemplo, al cepillarme los dientes, pueden pasar 10 minutos (no me cepillo tanto tiempo, lo hago a propósito para escribir weás como éstas), y el weón, al que solo se le ven los pies, y a veces la credencial, no se mueve. No entiendo qué carajo hace, parece inerte. Hasta he pensado en llamar a algún paramédico.

Y pasan los minutos, y obviamente el loco ya hizo su labor, pero no sale ni se mueve ¿Pensará que lo culparé del nauseabundo olor que invade el recinto? ¡Jamás lo haría! El que esté libre de haber contaminado el aire de un baño, que lance la primera piedra.

Lo que puede incidir es que en estos baños públicos-privados uno termina reconociendo caras, a diferencias de un baño público, donde se comparte con puros NN, y se puede dar rienda suelta al proceso. En cambio acá, es común encontrarse con un conocido, y que un conocido cache que dejaste la cagá en el baño, o que causaste  un ruido impactante, termina inhibiendo al individuo dentro de la caseta del baño, que espera con ansias escuchar cerrar la puerta del wn que sale, para despegarse del inodoro, y así poder continuar con su anonimato. A no ser que tenga zapatillas muy recordables.

Igual, siempre es un placer contar con un baño gratis al alcance de la mano, o al alcance del poto, aunque se tenga que compartir con decenas de weones que ves a diario.