Antes las discusiones en Chile era entre carreristas y O
higginistas , balmacedistas, y congresistas y allendistas
con pinochetistas.
Bueno, las cosas cambian y la sociedades crecen y se
complejizan. Todo esto derivó en que hoy en día el país el debate es entre los
invernistas y veranistas, quienes buscan despiadadamente quedarse con la razón.
Los invernistas, lo
más felices con la nieve y terribles heladas, disfrutan del clima gélido que
esta época del año permite. Aman la lluvia, la nieve, los días cortos y el usar
cuatro o cinco capas de ropa.
Por su parte, los veranistas, que por estos meses lo están
pasando más mal que Tiago Correa , son felices con el calor sofocante, aman el
sol, las playas, el sudar en exceso y andar con chalitas ziko en la calle.
La discusión entre ambos grupos por ratos se ha tornado
violenta. Los invernistas acusan a los veranistas de llorones, de quejarse por
el frío, cuando todo se arregla con una estufa , guatero o una simple bufanda.
En cambio, los veranistas vociferan contra los invernistas, tildándolos de masoquista,
por disfrutar de cagarse de frío y de ver anegadas sus casas.
Lamentablemente uno
no puede quedarse ajeno a esta discusión, y finalmente la sociedad te empuja a
definirte y sumarte a uno de los bandos. No hacerlo te convierte en un paria .que
no tiene derecho a decir “puta que hace frío” o “la cagó el calor”.
Así que me puse a pensar qué cresta soy. Es verdad que me
gusta la lluvia. Cuando veo que Iván Torres dice que se avecina un frente de
mal tiempo, lloro de alegría, aunque muchas veces el wn no el achunta, a pesar
de que en los comerciales pase lo contrario.
Pero por otra parte, me encanta andar a pata pelá y polera.
Me carga tener que arroparme para no cagarme de frío.
Seguí pensando. En verano me cuesta dormir por el calor, así
que muchas veces duermo arriba de la ropa, quedando expuesto a los putos
zancudos. Pero en invierno también me cuesta dormir, porque los pies se me
congelan aunque me arrope a cagar.
Finalmente llegué a una conclusión. No soy invernista ni
veranista, soy otoñista.
Sí, no estoy hueviando, soy otoñista, porque en esa época no
hace ni tanto frío ni tanto calor. Incluso, puedes tener días con harto calor,
en los que puedes andar a pata pelá, y otros donde llueve. Además, a diferencia
de la primavera, no existe posibilidad de que una maldita alergia te cague los
días.
Asumo con hidalguía que con esta decisión quedo al margen de la
discusión, pero creo en esta tercera vía.
Me siento como en frente amplio, y parece que al igual que
ellos, no le ganaré a los dos grandes conglomerados.
Pero solo quiero decir una cosa. Invernistas y veranistas
dejen de hueviar, los otoñistas tenemos lo mejor de ambos.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, aunque el otoño cada vez es más corto.
Pd: la penúltima línea sobre el Frente Amplio fue totalmente antipitoniso jaja. Todo un Baba Vanga.
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