ya nada volverá a ser lo mismo :(
A continuación paso a relatar mi peor pesadilla. Fue un
hecho que me perturbó profundamente. Hay un antes y un después luego de lo que
pasó ese día. Me ha sido difícil escribir sobre esto, lo hago como terapia.
Pilar Sordo dice que es bueno escribir sobre los traumas. Aguante esa weona.
Además, espero con este escrito, apoyar y ayudar a las personas que han vivido este
suceso.
Era un día normal en pleno invierno. Unos 25 grados Celsius,
un sol radiante y el cielo completamente despejado. El calentamiento global ha
hecho su trabajo.
Había almorzado charquicán, hecho por mi mamá. Creo que
luego de darme a luz, es lo segundo
mejor que ha hecho en su vida. Estaba tan rico, que obviando mi estricta dieta
(dieta del caballo), decidí repetirme el plato, ante la mirada horrorizada de
mis hermanos, quienes son fervientes opositores al charquicán. Ellos prefieren
las papas fritas, el completo y la pizza. No saben lo que se pierden.
Todo era normal. Luego de discutir con mi padre sobre
fútbol, política y religión, y darme cuenta que no tengo nada en común con él
(será necesario un examen de ADN, reflexioné), me paré de la mesa. Bueno, fue
un trabajo difícil hacerlo. Los dos platos de charquicán hicieron compleja la
maniobra. Cabe destacar que cuando me refiero a dos platos, no son dos platos
en sí, ya que mi mamá expresa su cariño mediante la comida, así que esos dos
platos equivalen en realidad a unos 4 platos promedios en Chile, y unos 30 platos
en algún país africano afectado por ébola.
Hasta ahí todo era
normal. El día transcurría como cualquiera en una familia bien constituida y con firmes
cimientos. Luego de esquivar tres platos
que mi mamá le tiró a mi papá porque él dijo que el charquicán estaba salado,
fui al baño, y fue ese el momento en que
todo cambio…
Entro al baño, me miro al espejo, me sorprendo de la belleza
que veo, y hasta pienso en convertirme en homosexual. Los gritos que vienen desde afuera no logran
distraerme, la imagen del espejo es más importante.
Luego de mirarme por 4 minutos, recuerdo a lo que venía:
cepillarme los dientes.
Quizá la única enseñanza de mi mamá que he puesto en práctica es esa de
“cepillarse después de cada comida”. Además, soy tan cobarde que para evitar ir al dentista me cepillo
hasta que las encías comiencen a sangrar, y cuando derramo suficiente sangre
para llenar el lavamanos, doy por terminado el cepillado. En todo caso, todos los dentistas lo dicen: hay
que cepillarse mínimo 45 (¿?) minutos.
Pero mi vida cambió en el momento que fui a tomar mi
cepillo. Había algo raro, no estaba en el vaso de siempre, no estaba como lo
había dejado antes de dormir. Mi corazón se detuvo.
Con la mano temblorosa fui a tomar el cepillo, y mis peores
temores se hicieron realidad. Debo confesar que mi vida pasó por frente a mis
ojos. Puta, cada vez que pasa eso concluyo que he desperdiciado mi vida.
Tragué saliva, tenía un nudo en la garganta, mi peor
pesadilla se había hecho realidad. Mi lindo y amado cepillo ESTABA MOJADO,
TENÍA RESTOS DE PASTA DE DIENTES, ESTABA CHASCÓN, es decir, HABÍA SIDO OCUPADO
POR OTRA PERSONA…
Pensar en los sospechosos me conmocionó todavía más. Pudo
ser mi papá. Su cepillo naranja, y sus problemas de visión, pudieron llevarlo a
la confusión. Ver sus placa en el lavamanos casi me hacer perder la conciencia.
O quizá fue mi hermano daltónico, que nunca sabe bien cuál es su cepillo. O tal
vez mi otro hermano, aunque lo descarté rápidamente, ya que nunca lo he visto
cepillarse. O pudo ser mi mamá, que aunque fue la que designo los colores de
cepillo para cada uno, pudo olvidarlo o confundirse sin querer.
Tenía dos opciones. Iniciar una investigación para dar con
el culpable, o pasar por alto el hecho y guardar en mi corazón ese dolor.
Decidí no investigar, dar con el culpable solo causaría más
dolor en la familia, además, no quiero saber con quién comparto babas, porque
me dio paja comprar otro cepillo. Estoy seguro que dejarlo 20 segundos bajo el
chorro de agua no ayudó a borrar rastros de aquella persona que rompió para
siempre mi relación con mi cepillo de dientes.
Reconozco que cada
vez que voy a cepillarme, un frío recorre por mi espalda.
Historia basada en un hecho real. Algunos nombres fueron cambiados para proteger a mi hermano Roger, que estoy seguro que fue el wn que usó mi cepillo *vomita*
Historia basada en un hecho real. Algunos nombres fueron cambiados para proteger a mi hermano Roger, que estoy seguro que fue el wn que usó mi cepillo *vomita*
1 comentario:
Pero entonces, cual es tu cepillo?? :S
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