Este viejo y querido blog se acerca a pasos agigantados al
noveno año de existencia y , por lo mismo, creo que llegó el momento de escribir
sobre un tema relevante para mí, y del cual nunca he hablado: mi primera vez(!).
Sí, porque todos tuvimos una primera vez, o bueno, casi
todos (quizá a alguien le falta dios).
Para hablar de mi primera vez tengo que remontarme a
principios de los años noventa. El año exacto no lo recuerdo, la memoria es
cada vez más frágil.
Yo era un ingenuo niño de una ciudad distante de todas las
urbes chilenas, tan distante que conocer el metro o cine fue una cosa de tardó
muchos años en llegar, tanto, que ya era mayor de edad.
En ese contexto, mi mente todavía era limpia, no conocía en
doble sentido, ni el sentido del doble sentido, tanto así que chistes como “mama
esta presa” me parecían tan fomes como una rutina de Meruane.
De hecho mi mente era tan pero tan limpia, que una vez en el
colegio un compañero me preguntó ¿Cachai el 69…supongo te gusta? Y yo, que
tengo un toc sobre los números pares (del que hablé aquí) dije: no, prefiero el
96. Y ya iba como en octavo básico…
Y ustedes se preguntarán… ¿Cómo este wn tan aweonao tuvo su
primera vez?
La historia es mágica…
Fue en la plaza de la ciudad. Sí, en el lugar más concurrido
de mi ciudad ocurrió ese fantástico momento…
Fue una tarde-noche de verano. Estaba con un primo y mi
hermano. De pronto vimos una extraña habitación en plena plaza… ¿Qué era? Nos
preguntamos ingenuos totalmente…
Nos envalentonamos y decidimos entrar al lugar, que estaba repleto
de personas extasiadas, agitadas, sudadas y muy alegres. Lo que ocurrió ahí marcaría
para siempre mi vida…
El lugar estaba lleno de enormes máquinas, que emitían
imágenes y sonidos completamente extraños para mí. Jamás había visto ni
imaginado algo semejante. Fue amor a primera vista…
A los pocos momentos me decidí a dar el paso y convertirme
en un hombre de una buena vez…
Caminé hasta la persona que atendía y le pregunté por los
precios…
¿Cuántos cuesta?
Depende de tu habilidad y capacidad de “aguantar”, pero por
200 pesos puedes estar como cinco minutos…
¡200 pesos! Igual era
harta plata para mí en ese tiempo. En realidad, sigue siendo mucha plata para
mí hasta el día de hoy…Pero bueno, había que asumir la responsabilidad y gastar
las pocas monedas que tenía. Nada es gratis en la vida, eso siempre lo tuve
claro.
Me paré frente a ella. Era enorme, me superaba por altura
por mucho. Debía tener unos 10 años más que yo, y se notaba. Le habían dado
duro, había sido manoseada, a ratos con violencia, se notaba el maltrato…
A pesar de eso, estaba encandilado por su belleza, y su
misterioso contenido…
Despacio, nervioso, sin saber bien de qué se trataba,
temeroso por equivocarme, lentamente inserté, con la mano temblorosa, por la
ranura… la ficha para jugar en esa tremenda y hermosa arcade.
Paf, termine de meter la ficha, y comienza… Reconozco que no
duré mucho, por no decir nada. Era nuevo, no sabía de qué se trataba, así que
fue algo pasajero. Solo el tiempo y la práctica me harían experto.
Imposible olvidar su nombre: New Rally X se llamaba. Fue con
New Rally X mi primera vez, la primera vez que jugué un videojuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario