El otro día fui a
buscar algo para comer a la cocina. Tenía hambre, aunque el horario no
es recomendable para comer: eran 3:40am.
En el camino a la cocina (no vaya a pensar que mi casa es grande, es un decir) me encuentro con mi mamá
sentada en el escritorio, haciendo click en forma errática, como cuando trato
de usar WhatsApp curao.
Me detengo a su lado y me dice: “bajé un archivo y no lo
encuentro. Llevo una hora y no sé dónde está”. La noto frustrada y angustiada,
así que dejo de lado las ganas de comer pan con pebre, y decido ayudarla.
Comienzo a buscar en el historial del navegador mientras mi
madre mira con cara de “este cabro sabe mucho computación, he traído a un genio
al mundo”. Lamentablemente no encuentro nada, y de paso mi mamá confirma que no
soy un genio.
“Siempre se te pierden las cosas” le digo. “Es que se me
olvida todo” me responde
Abro “una nueva pestaña” para googlear lo que buscó, cuando
mi mamá exclama “¡¡veeeees, no abre nada, está malo el computador!!! Le respondo
algo molesto: no está malo, estoy abriendo una pestaña nueva, acá está…*apuntando la pantalla con furia, dejando la
huella digital marcada en la pantalla*
Le pregunto qué clase de archivo era, dónde lo buscó, si lo
bajó o lo vio no más, pero no me respondió todo con un “no sé” ,“no entiendo”, “no me acuerdo”, igual como cuando le
preguntan a un ex milico sobre las violaciones en Dictadura.
¿Pero era un PDF el archivo? Le pregunto. “No sé, ya da lo
mismo, se perdió no más” -me responde.
“Nada se pierde en el computador “– le digo ya de frentón
enojado.
Finalmente encontré el archivo en las descargas (si soy un
aweonao, debí ir de inmediato para allá), y lejos de encontrar la paz interior,
mi mamá siguió conflictuada, por lo que me
llenó de preguntas: se puede imprimir, se puede pegar en Word, se puede llevar al
pendrive, cómo lo pasó al pendrive, dónde está pendrive, cuál es el pendrive,
por qué se llama pendrive… etc.
Me fui enojado a dormir (hasta el hambre se me quitó). Es
que es le he enseñado tantas veces donde guardar un archivo, donde están las
descargas, y parece que no lo aprende.
Pero luego del enojo vino el sentimiento de culpa.
¿Qué hubiese pasado si mi mamá me hubiese enseñado como yo a
ella?
Probablemente hubiese aprendido a caminar a patadas, porque
al verme tropezar una y otra vez, me hubiese dicho: pero si ya sabes caminar,
por qué se te olvida.
Hubiera aprendido a gritos a hacer caca en el baño, porque
mi mamá me diría: ya sabes dónde hacer caca, te he enseñado mil veces *apuntando a baño y dejando la huella
marcada en él*
Probablemente cuando me preguntara como se escribe mi
nombre, y yo le respondiera, no sé, no
me acuerdo, no entiendo, me hubiese lanzado por la ventana, con la ventana
cerrada.
Lo más seguro es que al preguntarlé por qué tengo ir al colegio, dónde queda el colegio, cómo es el
colegio, por qué el colegio es así, por qué se llama colegio, etc, me
hubiese encerrado en la bodega por meses, para que dejara de hueviarla.
Si mi mamá me hubiese
enseñado como yo le enseño a ella, de seguro hubiese sido un niño con una
infancia muy dolorosa.
Actualización
Mi mamá se ha comprado un nuevo celular. No sabe cómo
llamar, responder, enviar mensajes, buscar números, poner la alarma, apagar la
alarma cuando suena, y mil etc más.
Decidí enseñarle como ella me enseñó a caminar, cagar en el
baño, a escribir mi nombre, a cómo llegar al colegio.
Con mucha, pero mucha paciencia.
Bueno, estoy dando por hecho que así me enseñó, porque en
realidad no recuerdo que lo hiciera de ese modo. Quizá por eso no recuerdo esos
momentos. Talvez mi cerebro bloqueó esos malos recuerdos.
En una de esas, la forma de enseñar le heredé…
1 comentario:
Esto es lo más real que haz escrito en la vida
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