El origen de esta historia
El otro día veía un interesante reportaje relleno en la tele sobre las rarezas que ha causado la muerte del rey del pop alrededor del planeta que nos tocó contaminar.
Algunos lloraron desconsoladamente como si el fiambre fuese un pariente cercano al cual le debieran un cariño especial, cuando en realidad sólo los hizo bailar un par de veces en una fiesta donde estaban ebrios.
Un par de fanáticos sin cerebro, como lo está literalmente Jackson hoy, se suicidaron para ojala trata alcanzar en la fila del infierno a su héroe musical.
Otros fueron menos radicales pero igualmente estúpidos en su actuar, porque en vez de morirse mataron en vida a sus pobres hijos poniéndoles el nombre del difunto a sus hijos.
Claro, se que El Resumón es muy leído por los gringo pedófilos, pero la cosa es que ponerle Michael a un cabrito chico acá no es lo mismo que hacerlo en un país que habla Ingles.
Acá los apellidos comúnmente son Morales, González, Pérez, Cortés, por lo tanto, con un simple ejercicio de combinación sonora, y no me refiero a una competencia de peos, Michael Pérez no suena un carajo, es más, iré mas lejos con mi comentario arriesgando demanda, suena como el hoyo.
La cosa es peor aún cuando estos seudos padres que no conocen el sentido común pero sí darse como caja sin anticonceptivos, les da la soberana paja de buscar en Google como se escribe el nombre originalmente,
Como si no bastara con lidiar con ellos el resto de la vida, los padres tienen total poder para etiqueternos con un nombre.
Es así como el pobre Maicol Pedro Pérez González, hijo de un profesor básico en una escuela rural y de una secretaria del mismo colegio que tiene una relación paralela y fogosa con el jefe, llega a este mundo marcado con un nombre que no le encaja.
Maicol al poco andar comienza a caminar, pero no para atrás en un escenario como Michael, sino lo hace en su nueva casa de una de las tantas poblaciones que han florecidos marchitas al por mayor gracias a las serias políticas habitacionales del gobierno, que tienen como premisa que todo chileno tenga su casa, no importa que sea en la periferia, todos amontonados, calles estrechas, con casas feas y que se lluevan, pero la cosa es que tengan casas. Los fríos números dirán el éxito en la cobertura habitacional claro, y eso es lo que vale al final, los inertes números.
Continuando con Maicol que gracias a la magia del blog y del demerol que consumo gracias a que soy amigo del tipo que se disfraza de Dr. Simi, ya tiene cuatro años, edad suficiente para comenzar a entablar relaciones con personajes no imaginarios ni con tíos pedofilos.
Maicol sale a correr todas las mañanas con sus amigos, el Pablo y el Daniel, por las polvorientas calles de su población, dominada por los narcotraficantes a esta altura.
Sus padres se están separando ya que la infidelidad de la madre se hizo evidente al quedar embarazada a pesar de la vasectomía del padre, así que Maicol pasa más en la calle que en su casa.
Pero claro, ellos tienen la oportunidad de separarse y encontrar nuevas parejas, con las cuales tendrán otros hijos y una nueva vida, pero al pobre Maicol se lo cagaron para siempre con ese feo nombre.
¿Cual será el sentido de poner nombres que no se adaptan a nuestros apellidos españoles?
¿Tratar de entregarle un nivel internacional a su pobre hijo? cosa que si va a Estados Unidos no lo discrimen por su nombre, aunque su cara de sudaca, su apellido español, su ingles a lo Lucho Jara y su condición de inmigrante ilegal lo van a delatar igual
O talvez la gente le pone nombres extranjeros porque suenan “choro”, palabra que me perturba mucho, aunque el niño que viene al mundo es más que una choreza de los padres.
Quizás, como en el caso de Maicol, es para homenajear a algún personaje famoso extranjero que está de moda. Y eso que las modas pasan, no lo sabrá el femicidio, el AH1N1 o los pokemones, pero lamentablemente los nombres quedan.
Pero nadie le pone Álvaro a su hijo porque Rudolphy actúa bien en ¿Dónde está Elisa?, Anita porque la geisha es buena pal cuatro letras o José Miguel porque Insulza es un buen presidente de la OEA( cuaaaaaaaac). Amamos el extranjero por sobre el intranjero(Qué tanto, hay weones que inventan nombre a sus hijos y no puedo hacerlo yo con una simple palabra que a nadie daña). Hay que poner los ojos fuera de nuestras fronteras, pero muy lejos, en países que admiramos porque la tele dice que son bacanes.
Maicol sin darnos cuenta ya tiene trece años y ya no usa su miembro sólo para hacer pipi. No quiero ser más explicito, porque nuestra línea editorial ligada al Opus Dei no nos permite decir masturbación.
El pajero de Maicol está algo abrumado, le echo el ojo a una de sus compañeras de curso, Juana Cortés, que gracias a las hormonas que trae el pollo ya tiene su par de buenas razones para saludarla con apretado abrazo cada mañana al inicio de clases.
Pero Maicol se siente mal, porque acaba de ingresar al fascinante mundo del Facebook, y se dio cuenta que no existe ningún otro Maicol en la página.
Es más, Maicol se googleo y no encontró a nada que se pareciese a su nombre.
En Youtube eso si encontró a un tal Maycol, un hincha de la U que hablaba con un tono flaite mientras consumía drogas.
Las cosas no marchan bien, porque además no tiene un santo en el calendario, ni siquiera el 29 de Febrero. A nadie en su sano juicio le importan los santos en realidad.
A esta altura sus padres ya rehicieron sus vidas con otras personas, pero la madre de Maicol se unió con un hueón alcohólico, no sólo tiene mal ojo para los nombres, así que Maicol prefiere ir a Internet en vez de pasar en casa.
Uno de los matones de la clase, el Ramón, molesta a Maicol porque una vez él le avisó ,de buena gente que es, que tenía el cierre abierto.
Ramón lejos de reaccionar con agradecimiento ante enorme gesto de preocupación, tomó esta experiencia como argumento de peso para decir que a Maicol se le quemaba el arroz, se le derretía el helado, se le apaga el calefont, etc.
Ahora Maicol es Mai-colita, porque los niños serán expertos en crueldad pero imaginación para sobrenombres no tienen.
Juana, la chica a la que Maicol le quería dar un apretón fuerte, se enteró de esto y ahora también le dice Maicolita.
No hay peor cosa que la chica que a uno le gusta se convierta parte del montón que te menosprecia.
Maicol se da cuenta a sus tiernos trece años de edad que algo no calza en su vida.
Se mira al espejo, ve que sus dos ojos están donde deben estar, que sus orejas si bien están sucias no parecen tener ninguna malformación, su nariz parece acorde a su moreno rostro y su rostro en si a ratos le recuerda a Emilio, un vecino bien guapo (?), que se rumorea es hermano de él pero que su promiscua mamá lo regaló.
En su cama sigue pensando el porqué se ha convertido en el centro de burlas, el porqué no tiene un día santo, el porqué su nombre suena tan mal cuando el profesor pasa la lista en la mañana.
Revisa su Facebook y nota que incluso sus amigos no saben escribir su nombre, algunos le escriben en su muro Maicole, otros Maiquel, algunos Maikel y los más brutos Michael.
Su madre lo ve alicaído y le pregunta: Maicol hijo del alma ¿qué te ocurre?.
Él decide no decir nada y seguir en su mundo. No quiere darle más problemas a su madre, que ya tiene suficiente con su pareja alcohólica.
El tiempo pasa tan rápido que la U volvió a ser campeona luego de cinco años, y Maicol decidió entrar a la Universidad.
Por cosas del destino, Maicol luego de ser humillado sistemáticamente en el colegio, y ser apuntado por la sociedad por su absurdo nombre, decidió llenar su vacío existencial entre los libros. Otros somos menos acertados y llenamos el vacío con alcohol, drogas y pornografía.
Ahora es un erudito sabelotodo, pero nota sus amigos universitarios( entró a una U pirula) que hablan bonito al decir Maicol no les suena tan bonito. Incluso ve cierta deformidad en sus rostros al pronunciar su nombre.
Maicol Pérez descubre al fin que su nombres es una mierda (algunos tardaron dos décadas en “descubrir” que Pinochet era asesino, que Maicol se de cuenta a los 18 no es tan horrendo) que es feo, que no tiene razón de ser, que no le viene a su apellido, que no tiene tradición familiar, que no existe ningún escritor, poeta, doctor, abogado famoso que lleve tal adefesio de nombre.
Encara a su mamá que enviudo hace un par de meses, más bien asesinó a su segundo marido con un hacha cansada de su alcoholismo.
Maicol le dice: mamá, ¿por qué chucha me pusiste este nombre de mierda?
Mamá: hijo, pero si es bonito
Maicol: dónde la viste, es feo, la gente me mira extraño cuando les digo mi nombre
Mamá: pero si tu nombre tiene una razón de ser muy bonita…
Maicol al escuchar esa frase de su madre en la hora de visita en la cárcel, por un momento sintió que la respuesta que venía iba a demostrar que su nombre en realidad si tenía una razón de peso.
Mamá: te puse así porque cuando naciste se había muerto Michael Jackson, y aunque a mi no me gustaba mucho, encontré choro ponerte ese nombre.
Maicol casi se convierte en el segundo asesino de su familia en menos de un año.
El pobre decide huir del lugar y caminar por las calles de su cuidad, hasta que se encuentra con una hermosa chica morena que estaba llorando en una banca de la plaza de la cuidad.
Maicol la ve y decide ir a preguntarle el porqué de esas lágrimas.
La chica lo mira con cara de “que te importa conchadetumadre” pero igual le responde: problemas familiares.
Maicol que estaba extasiado por el tremendo escote de la chiquilla le pregunta el nombre a la señorita.
Ella con cara compungida le responde: Yesenia Castro Aguilera.
Maicol se da cuenta que ha encontrado a la mujer de su vida y le responde: un gusto Yesenia, yo me llamo Maicol Pérez.
Yesenia se da cuenta que ha encontrado a el hombre de su vida, a pesar de que le gusta más las mujeres.
Ambos tienen sexo en la misma plaza unos minutos después gracias a la nula iluminación del lugar.
Luego del acto sexual se dan cuenta que sus nombres que habían sido un terrible peso toda su vida se convirtieron en el lazo que los unió para siempre.
Cinco meses después curiosamente Yesenia da a luz al primer hijo del a pareja, un niñito rubio ojos azules.
Deciden que Yeison será su nombre, en honor a Jason Button que dominaba la Formula 1 en ese momento, a pesar de que ninguno de los dos ve las carreras.
Yaison Emilio Pérez Castro será nombre el cual lo identificará sobre el resto como un personaje pintoresco para algunos, para otros como un weon con nombre flaite, aunque en una de esa se encuentra a su Yesenia , se casa y es feliz.
En definitiva el nombre no lo es todo, aunque si tu padre puedes evitar que tu hijo pase por un periplo como el de Maicol, evita comportarte como un huevon.
Pd:
Nunca quedas mal con nadie
Antes de subir esta entrada se la envíe a quien podríamos llamar una “piloto de prueba” para ver que le parecía lo que escribí.
Ella luego de bailarme sensualmente en la cámara web me dijo que estaba bien… fome la wea, y que tuviera mucho “ojo” porque podría ofender a algún lector cautivo( cosa que no busco, obvio), porque como decía su sabia-suegra madre: “ con los nombres no se juega”.
Y tiene razón... ¡con los nombres no se juega!
4 comentarios:
ja y yo me llamo Roger... pero creo que pega con Morales, así que todo bien
ja
CUAC
es así como han nacido generaciones enteras de nicolases, andreses, stehpanies, etc.
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