El estadio lo hacen las malas personas

La presi

Como algunos de ustedes sabrán uno de mis pecados más grandes en la vida es ser hincha de la Universidad Católica(UC), club vilipendiado y catalogado de segundón, arrugón, pechos fríos y pitucos.
No entiendo porque la UC es el equipo que más epítetos malos se gana, siendo que hay peores instituciones.
El archirival de la UC es la Universidad de Chile(U), club con el cual se juega el clásico universitario, otrora el más importante del fútbol chileno, hoy desplazado por el súper clásico Colo Colo -U de Chile.
Cada noticia negativa del club azul es una alegría en mi oscura vida, sobre todo cuando mi propio club no es muy asiduo en brindar felicidad.
Por lo mismo últimamente he estado muy amargado, al club azul le ha ido bastante bien.
Pero cuando me enteré que el Estadio Nacional JM, donde juega de local la U, sería curiosamente cerrado, me cagué de la risa. Lo de curiosamente se explica porque el principal recinto deportivo del país fue cerrado durante el verano de este año para ser refaccionado.
De las mejoras más visibles fue las vigas metálicas que reemplazaban los tablones de maderas, usualmente usados como proyectiles por los simpatizantes poco simpáticos de los clubes, ubicados en ambas cabeceras del estadio, sector de las barras bravas.
Pero ni cuatro meses duró esa mega inversión cuando se decidió que el estadio dejaría de sufrir constante manitas de gatos para ser intervenido de manera radical.
Toda esta inversión previa en que se incurrió durante el verano se iba a la cresta, y ahora si se hacia una reparación decente, y lo más curioso de todo es que estará lista justo para el cambio de mando. De los modernos asientos de metal, no sabemos si terminaran en alguna sede del candidato presidencial Eduardo Frei, pero es nuestra sospecha.
Bachelet puede que no sepa patear una pelota sin perder un zapato, pero de que sabe hacerse autopases, lo sabe.
Con el cierre de este recinto la U se quedaba sin estadio donde jugar, sumado a declaraciones poco afortunadas de su director Federico Valdés, que lloraba por la poca capacidad del Santa Laura en la final, siendo que todo el segundo semestre no tienen donde jugar, me producía una alegría tremenda.
Pero todo se fue a la mierda, y me tuve que tragar toda la burla, porque resulta que el clásico UC- Colo Colo, en la que el primero es local, no tiene lugar para jugarse, ya que usualmente se lleva a cabo en el Nacional.
La Católica es uno de los cuatro equipos privilegiados que tiene estadio propio (San Carlos de Apoquindo 18mil personas), junto con Colo Colo (Monumental David Arellano-45mil personas), Unión Española (Santa Laura- Universidad Sek 25mil personas) y Huachipato ( Estadio Cap 11 mil personas). El resto juega en recintos municipales, pechando de lo lindo.
Pero si al Uc tiene estadio… ¿Por qué no tiene donde jugar el clásico?
Resulta que el estadio del equipo de la franja está ubicado en el sector más pudiente de la capital, y por lo tanto, casi un país aparte.
La municipalidad de las Condes prohibió al club jugar partidos contra Colo Colo y la Universidad de Chile, clásicos, incluso el alcalde, Francisco De la Maza, ya había amenazado con demoler el estadio. La dirigencia aceptó sin mayor pataleo.
Mientras en el resto de la capital y del país los partidos se juegan en recintos muchas veces con menor infraestructura y menor seguridad que el San Carlos.
Pero las viejas y viejos cuicos tienen mucho más poder que la gente de Independencia que no pudo evitar el partido final entre la Unión Española y la U de Chile. Y eso que el estadio está ubicado al lado de un Colegio que se ve afectado por los tontones que se dicen llamar hinchas.
A mi me parece estúpido prohibir eventos porque un porcentaje menor es incapaz de comportarse como la gente, y además para ello existen los carabineros y la ley de violencia en los estadios, que brilla por su ausencia.
Es así como la UC teniendo estadio no puede jugar en él, porque allá arriba, cerca de la cordillera, donde Dios está muy presente, no quieren que los extraterrestres barristas pisen su comuna.
Sólo a fines de los 90 la UC pudo jugar por primera y única contra Colo Colo en su estadio.
La imagen más clara de discriminación fue la llegada de la hinchada visitante, que venía dentro de buses de carabineros, para evitar que destruyeran el entorno, lo que de seguro no les incomodó tanto, ya han estado ahí, pero que mostró lo peor del fútbol y de una sociedad.
La Católica tendrá por lo tanto que buscar otro estadio donde poder jugar, y ya se habla del Francisco Sánchez Rumoroso.
El estadio de Coquimbo luego de ser inaugurado para la Copa Mundial Sub20 femenina se ha convertido en el Santa Laura del siglo 21.
Ahí se jugó las dos ultimas fases de la Copa Chile, un partido por la fase de grupo de la Libertadores de la U y recientemente el partido definitorio para lograr un cupo en la Copa Sudamericana, además de ya convertirse en un esplendido recinto para albergar eventos musicales, como el maratón de Reggeaton.
El nuevo Francisco Sánchez Rumoroso es parte de los cuatro primeros nuevos estadios que el gobierno de Bachelet construyó dentro de un mega proyecto de modernización de infraestructura deportiva nunca antes vista en el país.
Si se llega a jugar ahí, sería mi gran oportunidad de ver un clásico.
Y todo este escrito largo y que nadie va a leer va en alusión a un spot que rota por la tv abierta basado en un corto de Andrés Wood, del cual se desprende un lema pegote que es: los estadios no los hacen las luces, ni la cancha, ni los baños(?), sino la gente.
Pura mentira, la mala gente es la que manda en los estadios por sobre la buena, esa que llena de prejuicio prohíbe partidos, o esa que va a puro destrozar y causar daños, ese puñado que dejan en un segundo plano el bonito pero ridículo: los estadios los hacen las personas.