El Resumón profesionales en la desinformación

miércoles, 27 de mayo de 2009

Habemus Influenza Humana



Seguimiento a la enfermedad.
No hace mucho un pariente porcino de Don Francisco (alias cabeza de chancho) en el lejano México estornudó luego de haber pasado una noche de sexo con su mujer, una chancha curvilínea, en un sitio eriazo.
Ese puerco, al cual llamaremos Eduardo Piñera para cuidar su identidad, luego de vivir tamaña noche de placer, es decir, pasarlo chancho, se fue a comer una deliciosa comida reponedora, rica en desperdicios del almuerzo de su dueño, al cual llamaremos Chespirito ( estaba viendo el chavo del 8 cuando escribí esto, je).
El chancho ya cansado de las cochinadas que le mandaba su dueño para comer, un latifundista hijodeputa Macabeo de Florinda Meza(?), viendo además que su esposa chancha vivía en una pocilga peor que las casas copevas en invierno, decidió tomar venganza.
Es así como Eduardo Piñera consultó con su compatriota el Doctor Simi (!) (su médico de cabecera) la posibilidad de que su resfrío podría ser traspasado a su dueño humano. Simi luego de bailarle reggeaton sexualmente fuera del local, lo examinó rectalmente, y le dijo que su resfrió tenía una extraña particularidad, la de poder ser transmitida al ser humano.
El chancho optó por hacerle caso a su amigo Simi y seguir sus recomendaciones (no automedicarse como los huevones), y cuando su humano dueño, Chespirito, le fue a tirar desperdicios para comer, al más puro estilo Héctor Reinoso de Chivas, le estornudo en la cara, le lanzó un par de mocos e incluso le hizo un pato Yánez.
Si no fuese por su señora la chancha Vivi que lo detuvo, el chancho le hubiese metido su cola en el ojo del humano, dejándolo como Santiago Pavlovic.
Chespirito dejó pasar la agresión, incluso pensó que era un acto de cariño de su cerdo – chanfle, este wey me quiere harto hijole- exclamó.
Pero nada hacía presagiar que esta venganza usada comúnmente por futbolistas de clase mundial como Gary Medel causaría un tremendo problema.
El resfrío que el chancho se agarró por tener sexo al aire libre con su esposa chancha, ya que su dueño humano nunca le dio plata para un motel, pasó en forma inédita a Chespirito, un mexicano común y corriente.
El mexicano murió, y el chancho Piñera (¡!) viendo en la muerte de su dueño la posibilidad de salir de la miseria y discriminación que ha perseguido su especie por tantos siglos, continuo estornudando a cuanto gil se le atravesara.
Finalmente el chancho Eduardo murió en extrañas circunstancias en un asado en honor a la Virgen de Guadalupe, pero ya su mal estaba hecho, y desde el cielo de los chanchos, donde también están Hitler, el guatón Santibáñez y el papá de chanchoman (asesinado por el cabezón Marcelo de Cachureos), siguió contemplando el caos que causó.
Y los humanos infecciosos, capaces de aniquilar a la especie que se les cruce con el fin de hacer ciudades amorfas, hoy eran victimas de una ellas, y lo peor de todo es que empezaron a contagiarse entre ellos mismos.
Nadie les enseñó que estornudarse en la cara no era sano, que darse beso era castigado por Dios con el infierno y menos que lavarse las manos de vez en cuando era higiénico.
Es así como México de ser el país del chile, de las telenovelas, del doblaje, de Televisa, de la Concacaf, de la carretilla en el Estadio Azteca, de Mana y RBD, perdió todo este prestigio ganado con tanto sudor para convertirse en el país porcino.
Si ya la discriminación de los gringos era algo usual, ahora sus mismos hermanos latinoamericanos les hacían asco, tanto que ni a la pelota los dejaron jugar tranquilos.
Y los humanos que les gusta poco sobajarse porque si, se siguieron contagiando, causando alarma mundial.
Uno a uno fueron cayendo los países, que gracias a su elite de habitantes que pueden viajar en avión a otros lugares del mundo mientras otros viajan en micro apretados para comer fideos con vienesa al final del día, se contagiaban llevando el mal a su país de origen.
Mientras tanto Chile, el país de las elecciones presidenciales más horrendas desde la que ocurrió a base de tanquetazos el 11 de septiembre de 1973, veía desde lejos como el resto del mundo se moría.
Es que o sea jelou, los jaguares de Latinoamérica estaban inmune gracias a su avanzada maquinita que medía la temperatura corporal de los visitantes en el aeropuerto. Tamaña tecnología nos convertía inalcanzables para esa seudo enfermedad.
Pero el día del juicio final llegó, el día en que Chile tendría que pagar todos sus pecados, que van desde quitarle el mar a Bolivia, pasando por maracanazo de cóndor roja el 89, devolverle Tacna a Perú, anexar la Isla de Pascua a su territorio, jurarse superiores sin tener merito para hacerlo, la bomba de racimo, el hospital de Talca, hasta la muerte impune del abuelo Augusto, sin duda el peor de nuestros pecados.
La Influenza humana pisó suelo chileno, pero no lo beso como el papa en los olvidables ochentas, ni andaba en un furgón con vidrios polarizados como los jonas brothers, sino que se dedicó a pasar de boca en boca, como pucho en una reunión de amigos tipín cinco de la mañana, previo a una orgía. Al menos ese sería un remate ideal para mí de una juerga.
Algunos tomaron la noticia con alegría, porque tener el virus te da un poco de estatus que siempre el chileno a querido tener y que nunca conseguirá.
Si lo tienen los gringos, europeos, japoneses y panameños(!), Chile al contraer esta enfermedad pasa a ser parte del C40, de países contagiados, ya que al G8 nicagando entramos.
Otros lo tomaron con mucha tristeza, porque tener el virus implica que el chileno común y corriente algo hipocondríaco entre en psicosis. La nula presencia de mascarillas en el mercado da atisbos de esto.
Las farmacias ven esto como una bendición, ya que finalmente el pacto que hicieron con el diablo “el mercado sin regulación” estaba dando resultados.
Para Girardi comenzó el conteo final, y ya estamos a sólo 999.900 para que se cumpla su serio pronóstico.
En lo personal, quisiera tener esta enfermedad nueva, no sólo porque tengo ganas de suicidarme luego de descubrir que el grano de mi zona intima ha crecido 15cm en un día, ni por la novedad, sino porque hoy tengo un puerco resfrío normal, la enfermedad de los pobres que no pueden viajar, y tener un resfrío porcino me permite elevar estatus, además de mentir sobre mi imaginario viaje a Acapulco, donde conocí a muchas europeas que se disputaban por mi amor, y que siempre saco a colación cuando la gente me habla de sus travesías por el mundo.
Pero Chile, un país carente de hitos, hambriento a más no poder de la exigua fama, vio en esto la posibilidad de figurar en el mundo cruel que no nos ubica en el globo, y sin darnos cuenta de ser el país inmune, pasamos al con más contagios de Sudamérica.
Chile es así, tremendamente bipolar, sin términos medios.
Al fin un primer lugar en algo, lideres poh guacho, ni Bielsa puede poh, y justo antes del bicentenario.
De seguro Ohiggins, Carrera, Rodríguez y en menor medida Jaime Guzmán estarían orgullosos.
Si ni los salvajes de nuestros hermanos países tienen a tanto huevón contagiado.
La llevamos, a menos de un par de meses de nacida esta enfermedad, hoy ya somos los líderes en este lado del mundo.
Y Girardi se soba las manos mientras maneja a 200km por hora rumbo a Valparaíso, porque si se cumple su racional vaticinio de un millón de infectados y cien mil muertos, quizás pueda optar por un cupo a la moneda y ensombrecer a los opacos Frei y Piñera. Es cosa que le pague a una empresa de encuestas y está listo. A Marco Enríquez- Ominami no la ha ido tan mal.
Y las solidarias farmacias con las contundentes ganancias gracias a sus estafados usuarios hipocondríacos por esta nueva enfermedad, ya ni necesitan coludirse, lo que sin duda merece un aplauso multitudinario.
Una maravilla la influenza humana, ex porcina, porque los chanchos ni merecen tener el nombre de una enfermedad, y que me perdone el chancho que me acabo de tirar.
De seguro el chancho Piñera desde el cielo chancho debe estar molesto con esto, por el protagonismo robado por los humanos, tanto así que incluso un niñito en México tendrá una estatua por ser el primer h1n1, mientras que del chancho Piñera sólo este inmundo blog ha hablado.

El fin del mundo que nunca fue.
Cuando apareció este nuevo mal se temió lo peor, y muchos presagiaron el fin del mundo, o en su defecto, el fin de México.
Los medios de comunicación chilenos optaron por una cobertura amplia (exagerada) de la enfermedad, e incluso Santiago Pavlovic, el mismo que con su visión carente de tridimensionalidad nos relataba cruentas guerras en países que ni somos capaces de ubicar en el mapa (muchos que ya ni existen), reporteaba in situ desde la capital del país afectado.
Con su tono de voz que nos rememora sangre corriendo por las calles y niñitos mutilados, despachaba para el canal estatal desde una desértica Ciudad de México, que sepa usted tiene más de 22 millones de habitantes, más que todo Chile( incluyendo a peruanos incluso). Eso si, parecía bastante aburrido, pero igual le ponía “color” en su relato, tanto que parecía estar una cuidad desértica por una guerra … una guerra porcina (?).
Y especiales de las áreas de prensa de los canales fueron lanzadas al aire, donde informaban en tono muy preocupado, algo dramático, la situación, y portadas de los diarios alarmista, sobre todo una del LUN donde citaba a una enfermera mexicana que decía “aquí la gente se muere como moscas”, despertaron un miedo terrible.
Algunos citaron pasajes de la Biblia en la cual supuestamente presagiaba esto, otros a pueblos originarios y los menos eruditos a la vieja del horóscopo del matinal.
Raro resulta entonces que hoy que tenemos más de setenta ochenta noventa cien de contagiados, a paso firme al centenar millar(?) porque hay focos que aún resultan inciertos, la prensa lo tome como una noticia más, y no caótica como lo era hasta la semana pasada.
Santiago Pavlovic hoy no está fuera de un hospital de Santiago relatando sus peripecias para informar sobre la enfermedad, en su lugar sólo un periodista del montón despacha, de esos que ni la cara nos recuerda algo.
Ni las portadas del Lun, ni Pavlovic, ni Girardi pudieron contra un niño de 5 años contagiado con el H1N1, que con la ternura que un cabro chico de esa edad tiene, y no soy pedofilo, desde la ventana de su casa respondía las preguntas de los periodistas con una calma que ya se la quisiera un asesor de Piñera.
Finalmente las alarmas, algunas correctas, otras patéticas, quedaron en el olvido, junto con la candidatura presidencial de Lagos y el colorín Zaldívar, porque la enfermedad tiene un porcentaje tan ínfimo de muertes(1%), que es más fácil morirse con una rusa … jugando ruleta rusa claro.
Los 11 mil enfermos y sólo 90 muertos (seguro que Dios los tendrá en cuarentena en el cielo) son una muestra, nunca tan reveladora como ese niñito que desde la ventana de su pieza le sacó la lengua a la prensa sensacionalista, Girardi y sobre todo al chancho Eduardo Piñera, que de seguro hoy asumió que su raza estará por siempre supeditada a una superior, la del todo poderoso ser humano.
Ahora bien, no sé si nuestro liderato en casos de contagio sea tan real, quizás los gobiernos vecinos, acostumbrados a echar el polvo debajo de la alfombra, no han sido transparente.
Pero bueno, a mí que me importa en realidad, mientras no apedreen a buses con chilenos supuestamente contagiados, todo bien.
En resumen tenemos para rato, o al menos hasta que nosotros mismos nos caguemos a la Tierra, cosa que según los Mayas aún falta un par de años.


Un nuevo héroe (?) bicentenario

1 comentario:

Fox dijo...

jaja no pasa na' con la gripe... mucho blabla...aunque me preocupa el elevado nº de casos en chile...de seguro anda un sacowea estornudando fuera de los colegios...en fin.