El Resumón profesionales en la desinformación

martes, 23 de agosto de 2016

Lo peor del resfrío


Creo que de los 365 días del año, pasaré unos 200 resfriado. Es casi mi estado natural.  En mis bolsillos puede faltar plata, celular, las llaves, los documentos, drogas, pelusas,   pero nunca pañuelos desechables.
Por lo mismo soy algo así como un experto mundial si de resfriado hablamos. Si Raul Sohr sabe de política, Marcelo Lagos de temblores, Guarello de deporte,  Kramer de imitar, Bachelet de gobernar(???), el SENAME de matar, Karadima del abuso, José Piñera de desvariar y Usain Bolt de carretear,  yo sé de resfríos.
El común de las personas, que no saben de este complejo tema, creen que lo peor del resfrío es el dolor de garganta, cabeza… todo el cuerpo en verdad, o la fiebre y la deshidratación que ésta causa. Pero desde mi estatus de experto les debo decir que están muy equivocados, que todos esos malestares están lejos de ser lo más malo del resfriado, porque lo peor del resfriado suele ocurrir cuando el mismo ya está pasando. Es algo así como la caña del resfrío, lo que te recuerdas otras dos semanas que estuviste una semana pa la cagá.
Y con esto me refiero a las terribles flemas, o también conocida como los pollos.
Todo comienza, como dije recién, cuando el resfrío comienza a pasar. Te sientes libre, el consumo excesivo de su majestad el Tapsin por fin logró su finalidad. Pero justo cuando estás tirando cotillón, comienza una picazón en la garganta, que se vuelve frecuente e imparable. De pronto, un sonido emerge desde tu interior, cómo si tuvieras un monstruo dentro que quiere salir a toda costa de tus entrañas. Son ellas, las flemas, que vaya a saber uno cómo llegaron ahí, pero de lo que estamos seguro, es que quieren puro salir.
La tos no para, y las flemas tienen un festival en tu interior.
Mi primer recuerdo sobre las flemas son del colegio. No sé por qué razón, pero cada vez que alguien tosía con flemas, todos al unísono decían –decíamos- Uyyyyyyyy, wacale. Y yo, que nunca he tenido identidad propia, por lo que me vuelvo parte de la masa, o más bien, me escondo en ella, participaba de este ritual, sin saber que un día estaría del otro lado de la vereda.
Llegó un resfrío que se extendió lo suficiente como para generar flemas. Ahí me di cuenta que tener esa puta picazón en la garganta era terrible. Más si tenías muchas flemas que expulsar. Peor si esto ocurría dentro de una sala de clases lleno de weones listos para hacerte bullying.
Pero lo que me pasó a mí fue peor que eso, puesto que me resfríe al final del semestre, justo para cuando tenía que dar los exámenes por no tener suficiente nota para eximirme.
Yo nunca tuve habilidades con las manos (eso suena raro), así que daba examen de Técnico Manual #carnet (Educación Tecnológica para la generación 2000). Ya hacer una weá con mis nulas habilidades era un suplicio, pero lo peor estaba por venir: a los 10 minutos de comenzar el examen me comenzó a picar la garganta. Carraspear se volvió mi modo de defensa, o más bien, mi superviviencia. Tragar saliva mi medida desesperada. A los 30 minutos, y con una sala completamente silente, comencé a sentir que la flema quería salir. Respiraba, y sonaba. Era imposible evitar toser y que escuchara en toda la ciudad.Peor, era inevitable toser y que la flema saliera volando. Ese pollo iba a sonar y ver en todas partes, y en toda la comuna iba a ser conocido como el “weon del manso pollo”.
Pasaron 15 minutos, que fueron como 50, solo concentrado en evitar que la flema sonara. Del trabajo para el examen NADA. Había renunciado a hacerlo. No podía hacer dos cosas a la vez, de hecho, todavía no puedo.
Finalmente decidí salir de la masa sin rostro y me paré. Caminé directo a la profe, y cuando estuve cerca de ella, pensé: ¿podré hablar? Quizá el pollo salga de mi boca y le llegue directo a la cara…
Sí, pude hablar y le dije: profe, necesito ir al baño… Fueron segundos de tensión, porque si me llegaba a decir inhumanamente que no, estaba re cagado.
Lo que ocurrió en el baño es digno de un documental, porque las dimensiones de ese pollo no tenían registros. El alivio al darle libertad fue tan grande, que volví feliz a comenzar mi trabajo para el examen: me saqué un 5. Dije felicidad, no habilidad.

Luego de esto alguien podría debatirme que esto no es peor que un simple malestar. Andar con mocos y terminar con la nariz roja tanto sonarse, o estar tirado casi inerte en la cama por el dolor de todo el cuerpo no es nada, pero nada ante lo peor del resfrío : las flemas.

martes, 16 de agosto de 2016

La primera vez


Este viejo y querido blog se acerca a pasos agigantados al noveno año de existencia y , por lo mismo, creo que llegó el momento de escribir sobre un tema relevante para mí, y del cual nunca he hablado: mi primera vez(!).
Sí, porque todos tuvimos una primera vez, o bueno, casi todos (quizá a alguien le falta dios).
Para hablar de mi primera vez tengo que remontarme a principios de los años noventa. El año exacto no lo recuerdo, la memoria es cada vez más frágil.
Yo era un ingenuo niño de una ciudad distante de todas las urbes chilenas, tan distante que conocer el metro o cine fue una cosa de tardó muchos años en llegar, tanto, que ya era mayor de edad.
En ese contexto, mi mente todavía era limpia, no conocía en doble sentido, ni el sentido del doble sentido, tanto así que chistes como “mama esta presa” me parecían tan fomes como una rutina de Meruane.
De hecho mi mente era tan pero tan limpia, que una vez en el colegio un compañero me preguntó ¿Cachai el 69…supongo te gusta? Y yo, que tengo un toc sobre los números pares (del que hablé aquí) dije: no, prefiero el 96. Y ya iba como en octavo básico…
Y ustedes se preguntarán… ¿Cómo este wn tan aweonao tuvo su primera vez?
La historia es mágica…
Fue en la plaza de la ciudad. Sí, en el lugar más concurrido de mi ciudad ocurrió ese fantástico momento…
Fue una tarde-noche de verano. Estaba con un primo y mi hermano. De pronto vimos una extraña habitación en plena plaza… ¿Qué era? Nos preguntamos ingenuos totalmente…
Nos envalentonamos y decidimos entrar al lugar, que estaba repleto de personas extasiadas, agitadas, sudadas y muy alegres. Lo que ocurrió ahí marcaría para siempre mi vida…
El lugar estaba lleno de enormes máquinas, que emitían imágenes y sonidos completamente extraños para mí. Jamás había visto ni imaginado algo semejante. Fue amor a primera vista…
A los pocos momentos me decidí a dar el paso y convertirme en un hombre de una buena vez…
Caminé hasta la persona que atendía y le pregunté por los precios…
¿Cuántos cuesta?
Depende de tu habilidad y capacidad de “aguantar”, pero por 200 pesos puedes estar como cinco minutos…
¡200 pesos!  Igual era harta plata para mí en ese tiempo. En realidad, sigue siendo mucha plata para mí hasta el día de hoy…Pero bueno, había que asumir la responsabilidad y gastar las pocas monedas que tenía. Nada es gratis en la vida, eso siempre lo tuve claro.
Me paré frente a ella. Era enorme, me superaba por altura por mucho. Debía tener unos 10 años más que yo, y se notaba. Le habían dado duro, había sido manoseada, a ratos con violencia, se notaba el maltrato…
A pesar de eso, estaba encandilado por su belleza, y su misterioso contenido…
Despacio, nervioso, sin saber bien de qué se trataba, temeroso por equivocarme, lentamente inserté, con la mano temblorosa, por la ranura… la ficha para jugar en esa tremenda y hermosa arcade.
Paf, termine de meter la ficha, y comienza… Reconozco que no duré mucho, por no decir nada. Era nuevo, no sabía de qué se trataba, así que fue algo pasajero. Solo el tiempo y la práctica me harían experto.
Imposible olvidar su nombre: New Rally X se llamaba. Fue con New Rally X mi primera vez, la primera vez que jugué un videojuego.

Y como todos saben, la primera vez no se olvida jamás.



jueves, 11 de agosto de 2016

A pesar de todo: dos años después


El 26 de julio de 2014 escribí “A pesar de todo “(ver acá) donde exponía el dolor de ser fanático del fútbol, por ser malo para la pelota, hincha de un equipo que siempre sale segundo y nacer en un  país donde la selección se enfrenta a constantes fatalidades como el mítico palo de Pinilla, que fue el gran motivador de aquel artículo.
Dos años después todo cambió y lo imposible ocurrió.
Bueno, hay una cosa que no cambió. Sigo siendo malo para el fútbol, pero tal como lo dije la vez anterior, el puesto de arquero minimiza nulo talento en el fútbol. Incluso, me he dado maña de ganar algunos campeonatos de baby, incluso una medalla de mejor arquero, claro que usufructuando de las habilidades de mis compañeros de equipo…
Pero bueno, hay otras cosas que si cambiaron…
Había cosas que me sabía de memoria. Las tabla (hasta la del 7 no más), los colores en inglés (los colores que conocemos los hombres), las capitales regionales (cuando habían 13 regiones, ahora ni puta idea) y los países que no habían ganado nunca una Copa América.
Lo recitaba como un dato doloroso para demostrar mis amplios y profundos conocimientos en el fútbol (?)…
Yo: Apuesto estás dos lucas, que es todo lo que tengo en la vida, a que no sabís que países nunca han ganado la Copa América, CTM (siempre he sido violento para plantear preguntas)
Otro wn: fácil. Bolivia, Perú y Surinam, po. Hasta Solabarrieta lo sabe…
Yo: no cachai ná, aweonao de mierda (también soy violento al responder). Nunca la han ganado Ecuador, Venezuela y… CHILE.
Es que ganar una Copa América parecía tan remoto, como tener una pensión digna, ser atendido antes de morir en un hospital  o ganar alguna vez en la Haya.
Pero desde que escribí quejándome por la mala suerte de ser chileno  fanático del fútbol, Chile no solo ganó la Copa América una vez, sino lo hizo dos veces (!). Y lo más increíble, es que las dos contra ARGENTINA.
Sí, Argentina la selección que siempre miramos para arriba, fue derrotada dos veces por la roja de todos.
Pero quizá lo más milagroso que ha ocurrido en estos dos años es que otra espina clavada tuvo también un desenlace feliz: la cató fue campeona.
Es verdad. El CAMPEONATO FUE UNA MIERDA,  y básicamente salió campeón el menos malo entre los equipos más malos de primera división que se tenga memoria, pero igual  que los campeonatos obtenidos por Chile frente al rival que pensamos nunca vencer, Argentina, la cato tuvo su revancha con la historia: fue campeona gracias a  que OTRO EQUIPO SE CAGÓ.
Sí, porque hubiese sido imposible ser campeón sin que O’Higgins se cagara de forma tan catolicesca. Mario Salas, no robes, no es tu mérito..
¿Y ahora qué?
En realidad no estaba preparado para vivir alegrías. Me había acostumbrado a sufrir.
Ahora que conocí lo que es ganar, es difícil plantearse el futuro.
¿Volveremos a ganar una Copa América?
¿Se cagará otro equipo tan escandalosamente para que la cato vuelva a campeonar?
¿Ganaré otra medalla como mejor portero?
Probablemente la respuesta para todas esas preguntas sea NO, por no decir NICAGANDO.
¿Entonces que deparará el futuro?
¿Y si en una de esas pasa otra vez y volveremos a celebrar?…

Y si no pasa, da igual. A pesar de todo me gusta el fútbol.

sábado, 6 de agosto de 2016

Una historia de amor: DRAGON BALL SUPER Y YO



En febrero del 2015 abrí mi corazón (ver acá) y hablé sobre un gran amor: Dragon Ball.
Cuando GT terminó (2003) sentí que parte de mí se había acabado para siempre, y que solo viviría de la nostalgia eterna por todos los momentos que viví durante tantos años.
Nunca pensé que 12 años  después de esa dolorosa ruptura amorosa, Dragon Ball regresaría a mi vida gracias a la insaciable  ganas de lucrar de Toie Animatión.
En un principio me opuse rotundamente. Hay que dejar ir al amor de la vida, regresar solo por la nostalgia no es una buena idea. Es mejor quedarse con los recuerdos  y dar vuelta la página…
Además, con la aparición de Super GT dejaba de ser canónico, por lo que cosas como el emotivo final, quedaban en el limbo para siempre...
Pero el hombre es débil, y rápidamente Super me conquistó.
La historia de amor con Dragon Ball que pensé extinta, sigue viva y parece que tiene para rato…

 Dragon Ball Super ha ido de menos a más, y no es una frase cliché. No le fue fácil reconquistarme..
Resumiría  este nuevo idilio en tres etapas.
En la primera vimos dos arcos, que son virtualmente lo mismo que conocimos en las películas Batalla de los Dioses y la Resurrección de Freezer, pero con una animación deplorable y  por momentos ridícula.
Fue ahí cuando gran parte de los fan abandonaron la serie, con el corazón roto y decepcionados de la calidad de animación que Toie Animation estaba llevando a cabo. Además, no había ninguna gracia en ver lo mismo que disfrutamos en el cine, cuevana o Netflix.
La segunda etapa posee dos sagas, o una saga  y media. La primera es el torneo entre el sexto y séptimo universo, que es para mí es el real inicio de la serie, y fue dónde Super me conquistó. Acá descubrimos que existen 12 universos, y que cada universo tiene uno paralelo.
Las batallas que se dieron entre ambos universos fueron de alto nivel y muy entretenidas. Cada rival tenía sus propias características de combate, lo que hizo que cada pelea tuviera su “gracia”.
 Para destacar los batallas entre Vegeta y Kaybe, donde por primera vez vemos al príncipe Saiyajin como un maestro, a su estilo claro está,  y Goku contra Hit, donde disfrutamos el épico Super Saiyajin Azul con el Kaioken elevado por diez #orgasmo.
Luego de eso vino un relleno que recordó mucho a GT, donde Goku se enfrenta a un clon de Vegeta. Fueron cinco episodios que eran el preludio a lo que todos esperábamos: el anunciado regreso de Trunks...
Es acá donde comienza la tercera etapa de la serie y el cambio se notó de inmediato. Super había transcurrido entre el humor y batallas entretenidas, lejos de tener mucha épica, solo en el desenlace del combate  contra Hit había algo de eso. En el fondo, poco y nada se jugaba en el torneo entre universos, eran como partidos amistosos de la selección.
Pero desde que comenzó la saga de  Trunks , capítulo 47, todo cambió. De inmediato se nos presenta  un futuro apocalíptico,  mucho peor al que vimos en la película de Gohan y Trunks, cuando los androides mataron a todos, quedando solo esos dos guerreros vivos.
El sombrío futuro  se ve acompañado por nueva musicalización para las batallas, mucho más épicas, emotiva  y oscura de lo ya visto en la serie. Y lo más importante, la calidad de la animación es casi perfecta. Cada edificio destruido está bien dibujado, y no es chiste.
La historia del Trunks del futuro  es todavía peor a lo que vimos con los androides. Ya sin guerreros Z vivos, ahora las víctimas son su polola (¡!!) y su mamá (sí, Bulma muere y de forma brutal).
El dramatismo es constante. Trunks sin posibilidades algunas de luchar contra el nuevo enemigo, regresa a duras penas al presente para buscar ayuda. A penas despierta y ve a Goku, le lanza un combo que deja  a todos sorprendidos.
Es que el nuevo rival  es Black, un personaje idéntico a Goku, y Trunks ve en él al enemigo que destruyó por  completo su vida.
Esta nueva etapa de Super parece recuperar la esencia de Z, algo extraviada por un enfoque más liviano y humorístico, que si bien cumplía en ese sentido, dejaba a muchos fan con algo de nostalgia, esperando combates en los que el futuro de la Tierra realmente corriera peligro, con enemigos que no tuvieran piedad en matar porque sí, y que genera una real incertidumbre de ¿Y cómo cresta van a derrotar a este weon?
Todo parece indicar que ahora comienza una saga en serio y que tiene muchos misterios por desentrañar
¿Quién carajo es Black?
¿Por qué es igual a Goku?
¿Se mandó un cagazo Bardok y tiene tres hijos?
¿Por qué tiene ese arete?        
¿Cuál es la relación entre Zamasu y Black Goku?
¿Van a pelear en el futuro o en el presente?
¿Por qué Trunks del presente se ven tan pelmazo al lado del Trunks del futuro?
¿Y por qué diablos tiene el pelo azul? ¿Se tiñe?

Gracias por existir Dragon Ball. He vuelto a creer en el amor…